La Toma de Decisiones como proceso que conlleva la elección de opciones para resolver situaciones, se ha caracterizado casi siempre por la utilización del razonamiento. Con más razón aún si esta situación a resolver se encontraba dentro del ámbito profesional y /o empresarial.
Actualmente, ante la situación de encontrarnos en organizaciones donde persisten jerarquías complejas y aparecen situaciones poco frecuentes queda insuficiente la opción de solucionar sólo mediante los recursos y los procedimientos ya existentes en la compañía. Vivimos en un mundo impredecible y cambiante pero sigue existiendo el compromiso empresarial de ser eficaz y eficiente con los resultados y los objetivos.
En las decisiones que se deben tomar, no hay que descartar ni un solo factor y para tomar las decisiones correctas basarse únicamente en la información captada por la atención y la procesada solo, por la parte consciente es quedarse en unas escasas alternativas.
Es así como la parte intuitiva, como un conocimiento inmediato donde no interviene la deducción sino unos procesos mentales donde se obtienen suposiciones inconscientes, nos aporta otras herramientas con las que despejar las dudas igual de valiosas para tomar decisiones que las racionales.
Para los incrédulos en la toma de decisiones de forma intuitiva recomendaría empezar con la opción de la intuición de juicio experimentado o, aquella que prestando atención sabes como confrontar la situación y actuar en consecuencia gracias a los años de experiencia acumulados que te permiten resolver, sin casi razonar. La otra intuición mucho “más arriesgada” se basaría en la sospecha o un presentimiento, sin poder de ningún modo, ser avalada y sin saber si el curso de la acción tomada será la adecuada o no.
Ante situaciones espontaneas donde se toman decisiones rápidas la intuición es la que se utiliza más frecuentemente, decidiendo mediante nuestras reacciones emotivas repentinas y manifestándose como un instinto.
El pensamiento estratégico empresarial mediante un juicio razonado es efectivo, pero también quienes toman las decisiones importantes y tienen una visión de empresa deciden “viendo” y “sintiendo”. Es así como el pensamiento estratégico que integra valores y visiones recupera elementos intuitivos fundados en sentimientos y no, lo puramente basado en la información o lo analítico.
Cumplir objetivos, reducir riesgos ante la resolución de conflictos y mantener cualidades de excelencia empresarial apostando por lo extraordinariamente bueno y superando incluso, las normas ordinarias es apostar por “la mejor opción de las mejores” y por consiguiente, en la planeación de las decisiones, las de tipo intuitivas no tienen porqué descartarse.
Existen estudios donde se muestra como los profesionales que operan con prácticas de intuición sean del tipo intuitivo-anticipatorio o a través de una reflexión no guiada son apreciadas y requeridas en puestos estratégicos y precisamente es, porque están comprobados sus resultados positivos.