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Sandra Canudas

La lección de humildad de toda profesión sanadora


Nunca intentes ayudar a alguien a menos que éste esté listo y tenga la voluntad de ser ayudado. Esto es algo que todos aprendemos finalmente, de la manera difícil.

Hasta que la ayuda sea pedida, hasta que exista la disposición para escuchar, para preguntar y desafiar los viejos patrones, tu intento de ayudar será sentido como manipulación, control y resistencia; como tu problema, tu necesidad, tu lucha, no la de ellos. Las defensas se van a hacer más fuertes, las posiciones se endurecerán, y acabarás sintiendo frustración, o sintiéndote superior, débil, o roto. Y los roles espejados de “víctima” y “salvador” te harán sentir más desconectado que nunca del otro.

¿Cómo ayudar realmente?

Encuéntralos donde están ahora mismo, Suelta TU sueño de sanarlos o recuperarlos, o iluminarlos. Desacelera, valida su experiencia presente. No intentes imponer tus motivaciones o asumir qué es “lo mejor” para ellos. Tal vez tú no sepas lo que es ‘mejor’. Tal vez ellos son más fuertes, más inteligentes, cuentan con más recursos, y están llenos de potencial del que alguna vez pensaste posible.

Tal vez lo que es ‘mejor’ para ellos hoy, ¡es no querer o necesitar tu ayuda! Tal vez realmente necesitan sufrir, batallar, o buscar más. Tal vez se están alineando y sanando en su propia y única manera. Tal vez lo que requiere este momento es de confianza, y escucha profunda, y un profundo respeto por el sitio en que están en su viaje.

Tal vez, de todos modos, solo estás tratando de ayudarte a ti mismo.

Esto nos enseña a ser modestos.

Quizás el cambio real no surge de intentar imponer un cambio a otros, sino de alinearse con el sitio en que ellos se encuentran ahora, desbloquear toda la inteligencia creativa del momento, honrar su camino único, inclinarse al misterioso proceso de la sanación.

Cuando intentas cambiar a alguien, les estás comunicando que ellos no están bien tal como son, que te desagrada su experiencia presente y quieres que sea diferente. Hasta quizás estés comunicando que no los amas, no confías en ellos, o no los respetas.

Cuando dejas de intentar cambiarlos, y los encuentras tal como están ahora (incluso si esto te trae frustración, miedo y culpa), Y te alineas con la vida tal como ésta se presenta (incluso si esto significa encontrarte con tu propia resistencia a la vida), grandes cambios inesperados pueden ocurrir, porque ahora eres un verdadero amigo y aliado del universo.

Deja de intentar cambiar a otros, y ellos cambiarán (o no), en su única y dulce manera, en su único y dulce tiempo, sostenidos en tu amor, ayudados por tu confianza.

La mente no está a cargo del cambio, Tal vez cuanto más ayudas, Es cuando te sales del camino de querer ayudar.

- Jeff Foster-


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